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viernes, 19 de junio de 2020

Dosier: Las vacunas.

Dosier: Las vacunas. El debate sobre su utilidad entre provacunas y antivacunas.

El Colegio de Enfermería de Barcelona hace de altavoz al ...


LA CIENCIA VS LOS ANTI-VACUNAS – Blog Master de Salud Pública

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su informe titulado “Diez amenazas para la salud mundial en 2019”, advierte del peligro para la salud que supone la gente que decide no vacunarse aun teniendo la posibilidad de hacerlo. Las amenazas son: 1) Contaminación del aire y cambio climático. 2) Enfermedades no transmisibles. 3) Pandemia global de gripe. 4) Entornos frágiles y vulnerables. 5) Resistencia antimicrobiana. 6) Débil atención primaria de salud. 7. Ébola y otros patógenos. 8) Dudas sobre las vacunas. 9) Dengue. 10) VIH o Sida.
La OMS sitúa en el octavo puesto la “reluctancia a la vacunación”, en especial la insuficiente vacunación infantil, en gran parte causada por los padres que se niegan a inmunizar a sus hijos. ¿Quiénes constituyen el movimiento antivacunas? El perfil es muy variado, pues solo los une el rechazo a vacunarse pese a poder hacerlo, con argumentos o sin ellos. Hay universitarios y analfabetos, ricos y pobres, blancos y minorías raciales, hombres y mujeres, ancianos y jóvenes, ultraderechistas y ultraizquierdistas, musulmanes y judíos, cristianos y ateos.
No obstante, la OMS calcula que las vacunas evitan entre dos y tres millones de muertes al año y cuentan con el potencial de salvar en torno a 1,5 millones de vidas más, si se mejora la cobertura a nivel global. La OMS recomienda un nivel de vacunación igual o superior al 95% de la población para mantener la inmunidad de grupo —que asegura la inmunidad de un grupo de personas al estar compuesto en su mayoría por gente inmune a dicha enfermedad—, fenómeno que explica por qué, mientras sea poca gente la que lo hace, no vacunarse puede tardar tiempo en ser un problema para la salud o incluso no llegar a serlo, lo que explica la falta de percepción del riesgo. Vacunarse protege a uno mismo y también al resto de la sociedad.
En España hay una cobertura vacunal excelente, por encima del 97% en primovacunación —comprende las vacunas que se ponen en los primeros 12 meses de vida—. Sin embargo, a medida que los niños crecen, la cobertura vacunal desciende. También hay variaciones según la comunidad autónoma, por ejemplo con niveles muy altos en País Vasco e inferiores en Ceuta y Melilla, según la comparación en 2017.
En cambio, en los 143 países de los que la OMS tiene estadísticas fiables solo 50 cumplen este umbral del 95%, por diversos factores: guerras y conflictos sociales, exclusión social, mala gestión del sistema sanitario, vacunaciones incompletas o la pérdida de efectividad de estas. Esto explica el reciente aumento mundial del 30% de casos de sarampión, con especial incidencias en comunidades cerradas y conservadoras como la de los judíos ultraortodoxos en Nueva York, cuyos miembros son casi todos antivacunas, o en muchos de los círculos nacionalpopulistas de Europa, que pregonan que la posible vacuna contra el coronavirus es un truco capitalista para dominar las mentes.

Javier Sampedro en Vacunas y antivacunas [“El País” (30-IV-2020) https://elpais.com/elpais/2020/04/29/opinion/1588180341_190057.html] nos resume la importancia de las vacunas y una alerta sobre los contrarios a su aplicación:
‹‹(…) vacunación casera que seguramente se remonta a la noche de los tiempos. Las culturas asiáticas antiguas dieron una vuelta de tuerca al tomar las pústulas de un niño afectado de viruela, secarlas y suministrárselas a los niños sanos por una variedad de procedimientos. En este sentido, las vacunas son tan viejas como la civilización, aunque en una versión a menudo fallida —niño muerto— o causante de un nuevo foco de infección imprevisto. El gran avance del cirujano, naturalista, poeta y violinista inglés Edward Jenner, a finales del siglo XVIII, fue idear una forma de aprovechar los beneficios de aquella estrategia tradicional al tiempo que aminoraba sus efectos indeseables.
Jenner reparó con perplejidad en que los ganaderos que habían sufrido una infección de “vacuna” o viruela de las vacas —una enfermedad grave para el ganado pero banal para las personas— quedaban protegidos contra la viruela humana, así les inyectaras un gramo de pústulas secas. Eran otros tiempos, y el médico pudo hacer el experimento crítico en unos meses. Fue a ver a una lechera del pueblo, Sarah Nelmes, que tenía la mano de ordeñar afectada de la viruela de las vacas. Tomó muestras de sus pústulas y se las inoculó a James Phipps, un niño de ocho años. Jim pasó una semana un poco tocado, pero luego se le pasó.
Un mes y pico después, el cirujano agarró otra vez al niño y le inyectó material de la viruela humana. El niño ni se enteró: estaba completamente protegido contra ella. Jenner publicó ese y otros resultados similares en un librito de 1798, fundando así la rompedora biotecnología de la vacunación. Ochenta años después, Pasteur mejoró su técnica y la utilizó contra el ántrax y la rabia. Grandes cerebros. La vacuna de Jenner se basaba en un virus parecido al que causa la enfermedad humana, pero mermado para enfermar a las personas al estar adaptado a otra especie. La mayoría de las vacunas posteriores se han fundamentado en “atenuar” el virus humano, de modo que generen inmunidad pero no enfermedad.
Ahora estamos todos esperando la vacuna del coronavirus como agua de mayo, aunque sea de mayo del año que viene. La mayoría de los analistas coinciden en que solo entonces podremos recuperar la actividad económica y una vida normal, o posnormal. Pero quizá se nos está escapando una cosa: los antivacunas, una especie de secta tan vieja como Jenner, pero que ha llegado a nuestros días con notable resiliencia e impermeabilidad a la razón. Por los pocos datos que tenemos en España, esta corriente de pensamiento no supone un grave problema aquí (tal vez un 6% de padres antivacunas), pero hay otros países donde sí lo supone, empezando por Estados Unidos. Mientras esperamos sentados la vacuna de la covid-19, nos olvidamos de que ya hay un montón de vacunas eficaces contra otras infecciones que una fracción sustancial de la población occidental rechaza usar en sus hijos. Si el virus no respeta fronteras, como estamos hartos de repetir, el boicot a las vacunas tampoco lo hará. ¿Qué haremos entonces?››

Jorge Galindo en Cómo vender ciencia [“El País” (18-VI-2020) https://elpais.com/opinion/2020-06-17/como-vender-ciencia.html] opina que hay que convencer con argumentos a los antivacunas:

‹‹A medida que se acerque el momento de la vacuna contra el virus, las teorías de la conspiración ganarán espacio en las mentes, en los whatsapps y en discursos públicos. No sólo de cantantes, actores, y algún que otro rector, como hemos visto estos días. Las conspiraciones no son neutras, ni meros entretenimientos: en varios lugares ya han favorecido rebrotes de infecciones allí extintas. Imaginemos el preocupante alcance que pueden tener ante una nueva enfermedad combatida con la vacuna más apresurada de la historia, con los previsibles ajustes que conllevará un proceso tan acelerado.

El vértigo lleva a muchas voces a responder a la conspiración con una mezcla de burla, miedo y prohibicionismo. Pero ya deberíamos saber que la letra no entra con sangre ni con estigma. Al contrario: se corre el riesgo de fortalecer la posición victimista de la que parte la mayoría de conspiraciones. La posición contraria, un “toda opinión es respetable” revestido de condescendencia, no es mejor, porque nos deja sin herramientas dialécticas.

No: las conspiraciones deben ser confrontadas en el mercado de ideas. Los psicólogos Guido Corradi e Iria Reguera me explican que la investigación en su disciplina apunta a que las conspiraciones funcionan porque son cercanas y útiles para la audiencia: ofrecen respuestas comprensibles que reducen la incertidumbre, atendiendo a ciertos miedos e intereses. Así que, lo primero es empatía analítica: entender la naturaleza de dichas motivaciones. Lo segundo, igualmente importante, es convertir la alternativa científica en accesible sin dejar de ser detallada: cuando una persona entiende los mecanismos específicos que hay detrás de, por ejemplo, el funcionamiento de las vacunas, a su mente le resulta más difícil rechazar la explicación.

Ni así competirá la ciencia en pie de igualdad: los intereses o miedos pueden ser inaccesibles para la evidencia (los extremos ideológicos motivan conspiraciones). Además, la propia naturaleza del proceso científico, siempre cuestionándose a sí mismo, impide la producción de certezas inamovibles. Pero vale la pena exponer que es ahí donde radica su mayor utilidad: en la capacidad de mejorar sus propias herramientas. Idealmente la vacuna será, cuando llegue, una de ellas. Ni única ni infalible, pero sí mejor que las alternativas. Los discursos que la defiendan deberán estar a esa misma altura.››


FUENTES.

Internet.

[https://www.hcmarbella.com/es/el-peligro-de-la-corriente-antivacunas/]

[https://www.mscbs.gob.es/estadEstudios/estadisticas/inforRecopilaciones/docs/Indicadores2017.pdf] Un estudio comparativo de la salud en las Comunidades Autónomas de España en 2017.


Documentales / Vídeos.


          Rusia comienza a vacunar (3-VIII-2020). 1:11. [https://www.youtube.com/watch?v=olit68Jv2Lk]

Libros.

Gotzsche, Peter C. Vacunas. Verdades, mentiras y controversia. Prólogo de Francisco Salmerón y Enrique Gavilán. Trad. de Rosa Sanz. Capitán Swing. 2021. 290 pp. Reseña de Calvo Roy, Antonio. Contra la equidistancia, a favor de la crítica. “El País” Babelia 1.523 (30-I-2021). / M. T. Giménez. “El Cultural” (2-IV-2021). Un médico danés escéptico con algunas vacunas pero también crítico de los antivacunas.


Noticias.
Prats, J. Descartada toda relación entre vacunas y autismo. “El País” (22-IV-2015) 35.
Mouzo, J.; Sevillano, E. G. Un niño de Olot sin vacunar, primer caso de difteria en España desde 1987. “El País” (3-VI-2015) 24.
Alfageme, Ana. Tantas pastillas perjudican seriamente su salud. “El País” (13-IV-2019).
Alfageme, Ana. Ada Yonath / Premio Nobel de Química de 2009. ‘Si no creamos nuevos antibióticos la gente morirá a los 50 o 60 años, como antes’. “El País” (27-V-2019).
Güell, O. Las resistencias bacterianas a los antibióticos son reversibles. “El País” (23-XI-2019).
Güell, O. El 80% de malformaciones atribuidas a la talidomida tiene causas ajenas al fármaco. “El País” (24-XII-2019).
Ansede, M. En el laboratorio secreto de la vacuna. “El País” (9-VII-2020). El veterinario español Javier Salguero investiga vacunas con monos y otros animales en el complejo británico de Porton Down.

Análisis y opinión.
De Montalvo, Federico. Vacunas obligatorias y forzosas: no es lo mismo. “El País” (18-VIII-2021).

Estany, Anna; Puyol, Àngel. Epidemiología social y movimiento antivacunas. “El País” (12-VI-2020). Multitud de personas siguen impertérritas con su frívola visión de la realidad del dolor.

Fernández de Lis, Patricia. El precio de la incultura científica. “El País” Ideas 110 (18-VI-2017). La responsabilidad de hacer frente a la pseudociencia.

Galindo, Jorge. Cómo vender ciencia. “El País” (18-VI-2020). Hay que convencer con argumentos a los antivacunas.

Méndez, Jesús. ¿Para estar sano hay que ser un poco sucio? “El País” (21-IV-2015). Las defensas del cuerpo necesitan el contacto con la naturaleza.

Sampedro, Javier. Contra la razón. “El País” Ideas 110 (18-VI-2017). La ofensiva contra la ciencia: rechazo a las vacunas y a los transgénicos, negación del cambio climático…
Sampedro, J. Vacunas y antivacunas. “El País” (30-IV-2020). Un resumen de la importancia de las vacunas y una alerta sobre los contrarios a su aplicación.
Sampedro, J. Niños cero vacunas: otro dilema. “El País” (29-X-2020). Preocupación por la alta proporción de niños del mundo que no están vacunados. Se calcula que al menos 14 millones de menores de un año no han recibido ninguna.
Sampedro, J. Vacunas antivacunas. “El País” (31-X-2020). La polio perdura en la versión atenuada creada para vacunar a la población y se está extendiendo, por lo que se ha aprobado una nueva vacuna contra el virus de la vacuna.

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